Compartimos estas reflexiones de nuestra socia Carla A. Sarmiento Colmenares
Todos debemos conocer lo que es la Inteligencia Artificial y sus alcances. Queramos o no, este maravilloso invento y avance excepcional de la tecnología, nos va a afectar a todo nivel en muchos ámbitos de nuestras vidas, para bien o para mal. Es realmente asombroso lo que esa herramienta tecnológica es capaz de hacer. Quisiera quedarme únicamente analizando las bondades y logros, pero es inevitable pensar en los riesgos que esa herramienta sin control puede causar a algunos, o a todos según el alcance de la maldad. En un mundo tan globalizado, inalámbricamente super conectado, como en el que vivimos es difícil pensar en darle forma a ese límite que nos proteja del poder de la Inteligencia Artificial. Casualmente al tiempo que redactaba esta nota se conoció que varios personajes del mundo de los negocios y la tecnología se pronunciaron acerca de ese alcance ilimitado de la IA y sugieren una pausa a tanta investigación y tanto avance para evitar consecuencias que podrían volverse inmanejables. Y es que es verdad, en este desarrollo acelerado de creaciones tecnológicas y avances nos cuestionamos: ¿cuál es el límite? ¿Vale la pena establecer límites? ¿Quién los establece? ¿Quién debe cumplirlos? ¿Qué pasa si no se cumplen? Cuál es la sanción? Al apreciar logros producto de la IA que se muestran en ferias de tecnología, la reacción puede ser fascinación y al mismo tiempo pánico frente a lo que es capaz de hacer esta herramienta. Al instante vienen a nuestra mente escenas de películas en las que Hollywood ya se había anticipado a esos logros. En su momento los vimos en las pantallas, nos sorprendimos, los observamos y disfrutamos como parte de una película de ciencia ficción y resulta que ahora están acá, en medio de nosotros. Ya se muestran accesibles a casi cualquier mortal. ¿Y ahora qué hacemos para evitar que esa herramienta caiga en manos del malo de la película, que puede estar sentado a nuestro lado en esa misma feria? A este mundo cada vez más deshumanizado, menos sensible e individualista y que cada día le hace falta más empatía ¿le vamos a sumar máquinas en vez de mascotas, información y fotos falsas que se publican en segundos, noticias falsas que se difunden para confundir y procuran la reacción de gente que tiene posiciones diferentes a la del común para lograr defender nuestra posición? Sin duda la IA facilitará y agilizará muchos procesos que permitirán el avance de la humanidad en muchos aspectos. Pero también sustituirá mucha mano de obra que deberá buscar volverse creativa para conseguir su fuente de ingresos. Esa tecnología evitará errores que hoy en día podrían cometer desprevenidamente los humanos. La IA llegó para quedarse y desarrollarse cada minuto que pasa. Sin duda, debe crearse un marco regulatorio que le ponga límites. Es una tarea que, aunque compleja debe iniciar de inmediato, antes de que las máquinas y su inteligencia propia dominen el mundo por completo y sea demasiado tarde para reaccionar.
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Ya se muestran accesibles a casi cualquier mortal. ¿Y ahora qué hacemos para evitar que esa herramienta caiga en manos del malo de la película, que puede estar sentado a nuestro lado en esa misma feria?
A este mundo cada vez más deshumanizado, menos sensible e individualista y que cada día le hace falta más empatía ¿le vamos a sumar máquinas en vez de mascotas, información y fotos falsas que se publican en segundos, noticias falsas que se difunden para confundir y procuran la reacción de gente que tiene posiciones diferentes a la del común para lograr defender nuestra posición?
Sin duda la IA facilitará y agilizará muchos procesos que permitirán el avance de la humanidad en muchos aspectos. Pero también sustituirá mucha mano de obra que deberá buscar volverse creativa para conseguir su fuente de ingresos. Esa tecnología evitará errores que hoy en día podrían cometer desprevenidamente los humanos.
La IA llegó para quedarse y desarrollarse cada minuto que pasa. Sin duda, debe crearse un marco regulatorio que le ponga límites. Es una tarea que, aunque compleja debe iniciar de inmediato, antes de que las máquinas y su inteligencia propia dominen el mundo por completo y sea demasiado tarde para reaccionar.
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